COVID19 y Género

Respuestas inclusivas para no dejar a nadie atrás

La pandemia del COVID-19 es la crisis de salud global que define nuestro tiempo. Desde que su aparición a finales del año pasado, el virus ha llegado a todos los continentes. En respuesta a la crisis mundial causada por la pandemia de COVID-19, los gobiernos han tomado medidas sin precedentes: desde el distanciamiento social preventivo hasta la restricción del movimiento de personas; cierres de fronteras; el confinamiento de ciudades, regiones y países enteros; el cierre temporal de actividades económicas formales e informales, etc. La vida cotidiana de las personas se ha visto dramáticamente alterada, al igual que el tejido económico, social y productivo que sustenta a las sociedades.

Un análisis de los potenciales impactos del COVID-19 y las respuestas de política necesarias no puede hacerse sin incorporar el enfoque de género, pues más allá de las potenciales respuestas biológicas de cada sexo causadas por la enfermedad, las normas sociales y los patrones culturales que imponen los roles que mujeres y hombres desempeñan en la sociedad son factores determinantes de los impactos diferenciados que experimentan. Elementos adicionales asociadas a situaciones de seguridad y violencia, las respuestas en salud, el acceso a recursos y medios de vida y el entorno territorial, social y económico condicionan la profundidad de esos impactos.

La vulnerabilidad ante una crisis socioeconómica derivada del COVID-19 en América Latina y el Caribe se exacerba al ser la región con mayores niveles de desigualdad. La pobreza también tiene dimensiones de género. Mientras que, en 2002, el índice de feminidad de los hogares en situación de pobreza ascendía a 105 mujeres por cada 100 hombres; en 2017 este valor se ubicaba en 113 mujeres por cada 100 hombres. Por su parte, la pobreza extrema de las mujeres también aumentó en el mismo período, pasando de 108 mujeres por cada 100 hombres en 2002 a 116 mujeres por cada 100 hombres en 2017 (CEPAL, 2019)

La economía feminista y el enfoque de género e interseccional buscan colocar en el centro a la sostenibilidad de la vida y la solidaridad. En este marco, resulta necesario y urgente su integración en el diseño de las medidas y paquetes económicos y sociales de respuesta.

La actual crisis supone una oportunidad para promover inversiones sostenibles a largo plazo en los sistemas que garanticen el acceso universal y de calidad a los servicios de salud, sistemas de protección social y de cuidados, así como en políticas activas de empleo, y en el desarrollo de políticas de reactivación económica centradas en el crecimiento inclusivo, la inclusión social y la sostenibilidad ambiental, basados en el diálogo social y la gobernabilidad efectiva.

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